viernes, 8 de marzo de 2013

Guía de evaluación de riesgos

Una evaluación del riesgo es un examen cuidadoso de todo aquello que pudiera ocasionar daño a las personas en su área laboral. Con ello podemos saber si se han tomado las suficientes precauciones para evitar daños al personal o si se debe hacer algo más. Tanto los trabajadores como otras personas en el centro de trabajo, ya sea visitantes, estudiantes, proveedores, etc. tienen el derecho a estar protegidos contra daños que les pudieran causar los peligros presentes por no tomarse las medidas de control razonables. la Secrataría del Trabajo y Previsión Social (STPS) en nuestro país prevee estos temas en su normatividad. 

Es de todos sabido que los accidentes y las enfermedades pueden arruinar vidas y afectar al centro de trabajo, por ello, es importante evaluar los riesgos, con el fin de implementar un plan para controlarlos.
Para evaluar los riesgos en el lugar de trabajo, podemos seguir los siguientes pasos:
  • Paso 1. Identificar los peligros.
  • Paso 2 . Decidir quién podría sufrir un daño y cómo podría suceder.
  • Paso 3. Valorar los peligros y sus riesgos y decidir las medidas a tomar para mitigarlos o eliminarlos, si es posible.
  • Paso 4. Registrar las conclusiones y aplicar las medidas.
  • Paso 5. Revisar la evaluación periódicamente y actualizarla; y si es el caso, cambiar las medidas.
Es importante no complicar el proceso, la mayoría de las veces los riesgos son bien conocidos y las medidas de control necesarias son fáciles de aplicar. Probablemente ustedes saben, por ejemplo, que si tienen empleados que trabajan con muestras de origen respiratorio, podrían exponerse a los agentes patógenos y contagiarse; o si tienen empleados que mueven cargas pesadas, podrían dañar sus espaldas, etc. Si es así, debe comprobar que ya se han tomado las precauciones razonables para evitar daños, enfermedad o lesiones.

Al realizar la evaluación de riesgos, es importante recordar que:
Un peligro es cualquier cosa que pueda causar daños, esto incluye a agentes infecciosos, productos químicos, electricidad, el trabajar con escaleras, un cajón abierto, un piso resbaloso, etc; el riesgo es la posibilidad (alta, media o baja) de que alguien pueda sufrir un daño por éstos y/u otros peligros, junto con una indicación de qué tan grave podría ser el daño (consecuencias).

Paso 1. Identificar los peligros.
Primero debe averiguar de qué forma se podrían perjudicar las personas. Cuando se trabaja en un lugar por mucho tiempo y de forma rutinaria, es fácil pasar por alto algunos peligros, así es que estos son algunos consejos que ayudarán a identificar los más importantes: 
  • Camine por su centro de trabajo y observe lo que  usted esperaría, razonablemente, que pudiera causar algún daño.
  • Pregunte al personal lo que piensa, alguien puede haber notado cosas que para usted no son inmediatamente obvias. La Comisión de Higiene y Seguridad del laboratorio seguramente tiene este tipo de  información, comparta opiniones con este Comité.
  • Revise las instrucciones de los fabricantes de los equipos o las hojas de seguridad de los productos químicos y las hojas de seguridad biológica de los microorganismos, ya que pueden ser muy útiles para explicar con detalle los peligros y así ponerlos en su verdadera perspectiva.
  • Revise sus registros de accidentes y registros de enfermedades de los empleados, en caso de contar con ellos, generalmente éstos ayudan a identificar los peligros menos obvios. Si no cuenta con estos registros es el momento de iniciarlos.
  • No olvide los riesgos para la salud a largo plazo (exposición a ciertos agentes patógenos, exposición a sustancias nocivas, a niveles altos de ruido, etc.), así como los riesgos de seguridad. 
Paso 2. Decidir quién podría sufrir un daño y cómo podría suceder.
Para cada peligro debe estar claro quiénes o qué podrían sufrir el daño; esto ayudará a identificar la mejor manera de manejar el riesgo. Eso no significa hacer una lista de todos los trabajadores por su nombre, sino más bien identificar grupos de personas (por ejemplo “personas trabajando en laboratorio X” o “visitantes”, etc.).
Para cada caso, identificar cómo podrían perjudicarse estas personas, es decir qué tipo de lesiones o enfermedad les podría ocurrir. Por ejemplo, “el personal del laboratorio de Brucella está expuesto al agente por la producción de aerosoles durante la manipulación de muestras” o “los encargados del almacén pueden exponerse a sufrir lesiones en la espalda al levantar cajas de forma repetida”. Además se debe tener en cuenta lo siguiente:
algunos trabajadores tienen requerimientos particulares, por ejemplo los trabajadores nuevos y los jóvenes, las mujeres embarazadas, los trabajadores en situación de inmunosupresión y las personas con discapacidad, todas ellas pueden estar en un riesgo particular. Por ello, será necesario pensar e identificar ciertos peligros específicos para ellos; el personal de intendencia, los visitantes, los contratistas, los trabajadores de mantenimiento etc., generalmente no están en el laboratorio todo el tiempo; en algún momento, los miembros de la comunidad (alrededores), podrían sufrir algún daño por las actividades de la institución, descargas al drenaje, liberación accidental de sustancias químicas o de agentes biológicos, etc.; si se comparte el área de trabajo, pensar si la forma de trabajar de los compañeros o la de uno mismo afecta a otras personas presentes y al personal en general – hablar con ellos; y preguntar al personal si sabe de alguien con cierta condición que pudiera no haberse tomado en cuenta al hacer la evaluación.

Paso 3. Valorar los peligros y sus riesgos y decidir las medidas a tomar para mitigarlos o eliminarlos, si es posible.
Una vez identificados los peligros y sus riesgos, entonces se tiene que decidir qué hacer con ellos. La normatividad laboral en nuestro país requiere que se haga todo lo “razonablemente posible” para proteger a las personas de los daños en el centro laboral. La forma más fácil de hacerlo es comparar entre las buenas prácticas, como estándar de oro, y lo que se está haciendo actualmente en el laboratorio. Primero, se debe revisar lo que ya se está haciendo, pensar qué controles se han implementado y cómo se ha organizado el trabajo. Luego se deberá comparar esto con las buenas prácticas y revisar si hay algo más que se debería estar haciendo, de esta forma ustedes mismos pueden generar su propio estándar. Para esto consideren hacerse las siguientes preguntas:
¿Puedo deshacerme del peligro por completo? P. ejem. usar sólo material de plástico en lugar de material de vidrio durante las actividades de laboratorio.
Si no, ¿cómo puedo controlar los riesgos para que el daño sea poco probable o improbable? P. ejem. disminuir la cantidad de material de vidrio a utilizar en las actividades de laboratorio.

Una vez que se han controlado los riesgos, se pueden aplicar los siguientes principios, si es posible en el mismo orden:
  • Probar una opción de menor riesgo (por ejemplo utilizar sustancias químicas menos peligrosos durante los procesos) para eliminar el peligro;
  • Evitar el acceso a los peligros (por ejemplo aumentar la seguridad en la entrada o delimitar áreas de acceso);
  • Organizar el trabajo para reducir la exposición al peligro (P. ejem. colocar barreras entre trabajadores y agente patógeno – uso de gabinetes de bioseguridad);
  • Usar equipo de protección personal adecuado (P. ejem. ropa, calzado, gafas, gogles, etc.); y
  • Proporcionar bienestar al personal (P. ejem. primeros auxilios e instalaciones de lavado para la eliminación de la contaminación).
Para mejorar la salud y la seguridad no se necesita gastar mucho. Por ejemplo, almacenar las sustancias químicas de acuerdo a su clasificación evitará incidentes; o colocar un espejo en una esquina ciega peligrosa, para ayudar a prevenir accidentes de vehículos es una precaución de bajo costo teniendo en cuenta los riesgos. Si no se toman precauciones simples, el costo puede ser mucho mayor en caso de que suceda un accidente. Esto se puede implementar en todas las actividades de la vida, inclusive es útil en el hogar.
En el proceso de evaluación de riesgos se debe involucrar al personal, de tal forma que esto les asegure que lo propuesto funcionará en la práctica y no introducirá ningún nuevo peligro.

Paso 4. Registrar las conclusiones y aplicar las medidas.
Poner en práctica los resultados de la evaluación del riesgo hará la diferencia en el cuidado de las personas y del centro de trabajo.
Anotar los resultados de la evaluación del riesgo y compartirlos con el personal, anima a continuar con otras evaluaciones y con la implementación de medidas. Es útil escribirlo para que se pueda revisar en una fecha posterior en caso de que algo cambie.
Al escribir los resultados, hacerlo de forma simple, por ejemplo “tropezar con basura: contenedores proporcionados, personal instruido, revisar limpieza semanal”, o “generación de aerosoles infecciosos: utilizar gabinete de bioseguridad regularmente”.

Paso 5. Revisar la evaluación periódicamente y actualizarla, cambiar las medidas si es necesario.

Programar una evaluación de los riesgos en el área de trabajo al menos una vez al año siguiendo los pasos mencionados.

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